Cuestión de creer o no en Marcelino

Cuando en verano el Real Madrid fichó a Julen Lopetegui y La Roja se quedó huérfana de seleccionador, muchos en Valencia preguntaban si en la renovación de Marcelino, porque cabe recordar que al asturiano se le renovó hasta 2020 en junio y nadie se quejó por ello, lo dicho, la cuestión era saber si se había incluido algún tipo de cláusula. Había miedo a que Rubiales o algún club de la Premier llamara a su puerta y le hiciera dudar. Evidentemente eran otros tiempos. Nadie pensaba entonces que el ciclo de Marcelino dependiera de un partido en Mestalla contra el Valladolid. Pero, en honor a contextualizarlo todo, tampoco nadie imaginaba que su Valencia estuviera a estas alturas como está.

 

Los números del Valencia, también las sensaciones de las segundas partes contra Alavés y Sporting, justifican a los aficionados que piden un relevo en el banquillo. Incluso entiendo que como forofo desde la distancia y tras haberles dado todo lo que le pidieron (Kondogbia, Guedes, quedarse con Rodrigo, fichar a Gameiro, Cheryshev, Diakhaby...), Peter Lim esté por la labor de sumar otro técnico a su palmarés. A fin de cuentas ya tomó tal decisión con amigos suyos como eran Nuno y Neville. Pero Anil Murthy y Mateu Alemany ni son forofos ni dueños. Su análisis debe ir más allá de ganarle o no al Valladolid; más profundo. Tienen que destripar cómo y porqué está el Valencia donde está y culpa de quien. La cuestión es si creen o no en Marcelino. En su proyecto. Y defenderlo si es que sí. Desde luego que si creían en diciembre ("Marcelino seguirá, seguirá y seguirá), ¿por qué ya no? Y sí, el fútbol son dinámicas, pero también proyectos.