Keylor, que seguramente está pasando su peor momento desde que llegó al club, volvió a demostrar que no se va a permitir la relajación ante las adversidades. El tico tuvo dos buenas acciones cuando más lo necesitaban sus compañeros y dejó en ridículo a los que han querido manchar su trayectoria impoluta con falacias sobre su supuesta dejadez en los entrenamientos. El guardameta es consciente de que la Copa es su última oportunidad y piensa agarrarse a ella porque sabe que, cuando Courtois se recupere, su sitio natural cada fin de semana será el banquillo.

Su profesionalidad es un respiro para todos porque no es fácil pasar de campeón de Europa a meritorio y aceptarlo con buen talante y espíritu luchador. Podía haber optado por bajar los brazos y cobrar a fin de mes pero él ha decidido esperar su oportunidad y agarrarse a ella con la ilusión de un becario.