El Dakar no tiene piedad
Los deportes de competición de motor tienen un elevado componente de riesgo. Si acaso, sólo comparable con el ciclismo. Si esa competición es el Dakar, ese riesgo se multiplica, porque en su ADN lleva integrado el factor aventura. Competición más aventura más velocidad es una ecuación que hacen del Dakar un evento especial. En un día puedes ganarlo o perderlo todo, no importa cómo te llames ni qué currículo exhibas. La desgracia te espera a la vuelta de una esquina, en cualquier duna o en cualquier socavón. Sin piedad. El recorrido del Dakar 2019, más corto, pasaba a priori por ser también más sencillo que otros anteriores. Una teoría que se ha derrumbado al tercer día, que ya ha eliminado o ha distanciado a varios favoritos, entre ellos, a dos españoles: Joan Barreda y Carlos Sainz.
Joan Barreda se vio atrapado en un barranco y tuvo que ser evacuado en helicóptero, cuando lideraba la clasificación de motos. Barreda ha ganado etapas en todas las ediciones desde 2012 y tiene cualidades sobradas para conquistar un Dakar, que ya acarició en 2017, pero otra vez se marcha sin pisar el podio final. El bicampeón Carlos Sainz sí continúa en carrera, pero se dejó más de tres horas tras romper la suspensión de su buggy en una zanja. Irrecuperables. De Villiers y Loeb, en menor medida, también han sido víctimas de esta aciaga jornada. El año pasado fue el experimentado Nani Roma, vencedor en motos y en coches, quien se vio obligado a abandonar después de sufrir un feo accidente. Hoy se nos queda como remota esperanza española, con un mundo aún por delante. El Dakar nunca perdona.