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El hito del Madrid no puede esconder la necesidad de fichar

Baño de prestigio. El Real Madrid es el único club del mundo capaz de reescribir su historia marcando hitos que se antojan irrepetibles, como los tres Mundiales de clubes consecutivos. Ese anhelo por no caer en la autocomplacencia, tan manido en los discursos presidenciales, hay que extenderlo también al capítulo de fichajes. Seguramente, desde el éxito, es desde donde más inteligente resulte tomar decisiones vitales para el futuro del club.

El cambio generacional. Este grupo de jugadores legendarios van cumpliendo años, con algunos de los más relevantes por encima de la treintena, y es evidente que la plantilla del Real Madrid se ha ido debilitando de manera paulatina en los dos últimos años. La marcha de Cristiano Ronaldo marca un punto de inflexión. La poca competitividad liguera, por segundo año consecutivo, lo demuestra a las claras. El mercado invernal también debe ser tratado de otra manera, teniendo en cuenta la posibilidad de inscribir a los que ya disputaron la Champions League. No se puede fiar todo el proyecto a la contratación de jugadores jóvenes como Vinicius, Rodrygo o Brahim.

El caso Isco. A pesar del cariñoso abrazo de Sergio Ramos tras el tercer gol en Abu Dhabi y de los 700 millones que marcan su cláusula de rescisión, la situación del malagueño se torna más delicada que nunca en el Real Madrid. Jamás se sintió tan cuestionado por un entrenador del Real Madrid como ahora. La apuesta de Solari por Vinicius en la final ante Al Ain, sin hacerle jugar ni un solo minuto, es toda una declaración de intenciones y no resulta extraño que ahora todas las posibilidades estén abiertas. No va a conformarse con ser un meritorio en la Copa del Rey. Puede ser el principio del fin de su historia en el Real Madrid.

La eclosión de Llorente. En las antípodas de la situación de Isco está Marcos Llorente. Esa apuesta sí hay que ponérsela en valor a Solari. Su despliegue cada partido resulta encomiable y su jerarquía en la final del Mundial de Clubes resultó determinante. Un futbolista que contaba los días para la apertura del mercado invernal para marcharse se ha convertido en el mejor jugador del equipo, junto a Benzema, desde la llegada del nuevo técnico. Casemiro ya no puede sentirse tan indiscutible. Esa competitividad que plantea Llorente es la que necesita el equipo blanco en todos los puestos.