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Los mitos no tienen edad

Las leyendas del deporte no cumplen años. Cuando se retiran, salvo que estén a diario en los medios, cada uno las recuerda con la misma imagen que tenían aquel día que tanto nos impresionó. Pero a mÍ, con Larisa Latynina me ocurre algo distinto: me creé una imagen de ella leyendo sus hazañas, sus éxitos, sus triunfos, su vida que ya sería de cine si en vez de soviética, ucraniana de origen y rusa de adopción ahora, hubiese sido estadounidense, porque Hollywood no habría desaprovechado la ocasión de exprimir su niñez sacudida por la Guerra Mundial hasta convertirse en una heroína del deporte. Sí, yo me la imaginé a partir de aquella figura con traje de chaqueta de falda de tubo hasta la rodilla, siempre bien peinada y muy rígida, con aquellos ademanes sobrios con los que se paseaba ya madura por las competiciones más importantes de la FIG.

Fue en la Gala de As cuando reparé en que Larisa ya no es una gimnasta, ni una juez, ni una entrenadora. Javier Mariscal, artista y diseñador del deporte, me comentó que firma estar como Larisa a esa edad, que ya está en los ochenta y tres y mantiene el porte que siempre tuvo como comprobé en las grabaciones de sus hazañas olímpicas. Sí, ella, que inauguró con su nombre el Salón de la Fama de los ucranianos en Kiev, no tiene edad. Transciende. Ha superado la barrera del tiempo y cuando vengan otras generaciones de gimnastas la estudiarán como lo que fue, la pionera de la modernidad.

Este lunes en el Palace, Larisa, que vino a Madrid con su única hija, Tania, y con su yerno, Rostislav, oriundo de Asturias y venezolano de nacimiento, estaba emocionada e impresiona porque aún se recuerden sus éxitos, por el detalle de As, por lo bien que lo ha pasado en su visita a España, donde viene algunos inviernos a un balneario de Alicante. Sabe que su gimnasia está muy lejos de las acrobacias que ahora ejecutan las mejores, pero también es consciente de que sin ella y su rivalidad, primero con húngaras y con las checoslovacas después (Vera Cavlaska), no se hubiese llegado tan lejos.