El camaleón Saúl

En una victoria justa, aunque quizás exagerada, ante el Alavés, quien no exageró una vez más fue Saúl. El canterano, que en un pack es cuatro jugadores en uno, de nuevo adquirió el estado camaleón. Su versatilidad y polivalencia le hizo cambiar de colores durante los 90 minutos. Son exhibiciones de triatlón, con unos pulmones para ir creciendo cuando otros están en déficit de oxígeno, abarcando campo, disparo desde fuera y llegadas por sorpresa que le hacen ser el comodín soñado, gracias a su compromiso y disciplina. Desde jugar de interior y lateral hasta acompañar a Griezmann en los últimos minutos, fue una nueva demostración del comodín que tiene el míster para tapar las múltiples bajas (tantas ausencias vienen de una contraindicación que se produce cuando se quiere tener a jugadores top, con sueldazos, pero que para mantenerlos menguan la plantilla).

Volviendo con Saúl, sus cambios de colores le abren las puertas para jugar en diferentes posiciones después del crecimiento de Thomas y Rodrigo y un Koke del que soy fan en el doble pivote. En los últimos compases del partido ante el Alavés, Saúl acompañó arriba a Griezmann. Por cierto, sigo echando en falta un reposo para el francés, ese jugador que pueda suplirlo a la hora de aguantar la pelota, dar la pausa y un respiro a la gente de atrás en momentos de agobio. Se puede probar con un Vitolo que la puede retener o un Correa que se pueda girar, pero ninguno de los dos me da esa bombona de pausa que requiere el equipo. El único que puede coger el traje de segundo punta es Lemar, que está y se le espera. No me voy a poner la toga para enjuiciar a nadie porque los veredictos se hacen a final de temporada. Eso sí, a día de hoy, las actuaciones del ex del Mónaco no me convencen. Mientras tanto, seguiremos disfrutando del camaleón Saúl, a quien, dicho sea de paso, lo que mejor le queda es la rojiblanca.