NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Solari, la cantera y el efecto Carvajal

Dos resultados en Europa condicionaron el estado de ánimo en el Bernabéu. El Real Madrid salió fortalecido con su victoria en Roma y el Valencia se deprimió con su derrota frente a la Juve. Un equipo fue vigoroso y tenaz. El otro se ablandó. No hubo color en el primer tiempo, con el mejor Madrid de la Liga, beneficiado con el regreso de un jugador que suele marcar la temperatura. Carvajal fue el mejor del partido, un torbellino que arrastró a su equipo y destrozó al Valencia en la primera parte.

La importancia de Carvajal viene de lejos. Desde su regreso al Real Madrid ha representado las cualidades que históricamente distinguieron al equipo. Es agresivo, incansable, valiente y contagioso. El primer gol llegó porque Carvajal ganó sin contemplaciones un balón dividido, la típica acción que funciona como un mensaje clamoroso para los jugadores y para el público. El otro mensaje de la jugada procedió de la defensa del Valencia, débil y desordenada.

Carvajal representa por extensión las virtudes de la cantera, especialmente en tiempos de entreguerras o crisis. Con una alineación que incluía una amplia representación de jugadores de la casa −Carvajal, Reguilón, Llorente y Lucas Vázquez−, el Madrid se empleó con una enorme vitalidad. Atacó, quitó con rapidez, empotró al Valencia en su área y produjo las oportunidades suficientes para liquidar el partido. No lo consiguió y se abocó a un sufriente segundo tiempo. Pedaleó hacia atrás y se le vieron las costuras.

El partido mantuvo las buenas noticias de Benzema, activo y comprometido como nunca. Se le nota en la cara. Volvió a destacar y el público se lo agradeció. Es un idilio novedoso del que no se sabe el final. Las relaciones del Bernabéu con el jugador francés siempre han sido complicadas, pero las buenas relaciones actuales convienen a las dos partes. Benzema se siente liberado. Transmite satisfacción y confianza, algo que no ocurre con Bale, que empezó bien contra el Valencia y luego decreció, en medio del enfado de la hinchada.

El público estuvo atento a las evoluciones de Llorente, que por fin ha jugado dos partidos consecutivos. Lo necesitaba como el comer. Ni Zidane, ni Lopetegui le tuvieron confianza. Solari eligió a Ceballos para sustituir al lesionado Casemiro en Eibar, una decisión letal para el futuro de Llorente, pero la magnitud de la derrota del Madrid en Ipurua significó una oportunidad que el joven centrocampista no desaprovechó en Roma. Contra el Valencia mantuvo la buena nota.

Las victorias sobre el Roma y el Valencia se han establecido sobre una actitud irreprochable. Después del desastre de Ipurúa, Solari ha incidido en el vigor y el equipo ha interpretado bien el mensaje, en buena parte por la excelente respuesta de los jugadores de la cantera. Es una carta que tradicionalmente ha funcionado bien en el Real Madrid, con una particularidad: Solari no los utiliza a la desesperada, ni se trata de una ocurrencia en tiempos de crisis. Se siente cómodo con sus decisiones y los chicos le responden. Por ahí empieza a marcar Solari su principal línea de identidad en el Real Madrid.