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Benzema, el insospechado líder del Real Madrid

EI inestable recorrido del Real Madrid se plasmó en el Olímpico de Roma, escenario de un partido sin control hasta que los goles eligieron al equipo con más autoridad, liderado por Benzema, tanto tiempo sospechoso de tibieza. En una época que centrifuga el recuerdo como ninguna otra, la victoria aleja en apenas cuatro días de la memoria el fiasco de Eibar. Y aunque no le faltaron méritos, el Madrid estuvo muy cerca del desastre en el primer tiempo, donde estuvo sometido a quince minutos terribles, sin control en el juego y errores absurdos. Un equipo sin coser que tuvo la virtud de recuperar una apreciable versión de algunos de sus mejores futbolistas.

El resultado le evita angustias innecesarias y una mejor aproximación a sus próximos desafíos, la Liga y el Mundial de Clubes. Por el camino ha encontrado a un jugador que había pasado casi inadvertido durante el último año y medio. Apenas se había contado con Marcos Llorente como medio centro, posición que Casemiro no ha abandonado desde la llegada de Zidane a la dirección del equipo. Solari eligió a Ceballos en Ipurua y se interpretó como el definitivo descarte de Llorente, pero el sopapo de Eibar y la baja de Casemiro significaron un cambio de planes. Llorente fue titular en Roma y ganó el crédito que necesitaba. Estuvo atento, corrigió bien y no se dejó llevar por la desbordante energía que tantas veces le dispersa en el campo.

Llorente funcionó, pero no tanto como para evitar los numerosos problemas defensivos del equipo. El Roma no responde al viejo arquetipo italiano. Ataca y no especula. Le van los partidos movidos y dispone de algunos buenos jugadores, ninguno a la altura de los mejores del Real Madrid. La ausencia de Dzeko le castigó gravemente. El poderoso delantero bosnio se ha convertido en el gran referente del Roma. Schick, su sustituto, se estrelló. El otro problema del Roma es la lentitud de sus defensas. Manolas, Kolarov y especialmente Fazio son jugadores frontales, rígidos, poco ágiles. Fueron una bicoca para el Madrid.

En medio de las dudas que asaltan a este Madrid, volvió a destacar la actuación de Benzema, insospechado líder del equipo por ideas, recursos y, quién lo diría, por actitud. El delantero francés, uno de los pocos que se rebeló a la derrota en Eibar, trituró a la defensa romana con un despliegue de primera clase. Se impuso invariablemente en cada jugada y resultó tan difícil de detectar que acabó por gobernar el partido. Esta vez encontró ayuda. Modric se pareció a Modric y Kroos recordó al jugador que era un reloj hasta hace muy poco. Al Madrid le vino de perlas la industriosa aportación de Lucas Vázquez y la reaparición de Bale después de varias semanas sin tener noticias suyas.

Todo apunta a un efecto terapéutico de la victoria. Europa le suele venir de perlas al Madrid y a su hinchada. Los problemas estructurales persisten (la edad media de las figuras, la falta de trazo del equipo, la atonía que preside el carácter de algunos jugadores…), pero no le falta materia prima: buenos y expertos futbolistas, capaces de agarrarse como lapas a partidos donde otros equipos tiemblan o capitulan, como el del Olímpico de Roma en el primer tiempo.