El maratón liguero y su kilómetro 13
Estuve este pasado fin de semana en Florencia. Fui a correr el maratón. Probablemente, un viaje así es lo más cerca que tenemos de sentirnos deportistas de élite. Tenemos nuestro hotel, nuestras horas de descanso, nuestra familia pendiente y nuestro propio plan de competición. En las horas previas creemos jugarnos algo más que el propio orgullo.
Preparar un maratón es un esfuerzo físico y mental que no muchos pueden asumir ni considerar. Es lo bueno que tienen: solo el que los sufre conoce sus matices. Correr maratones, además, son una enseñanza de vida. La constancia y la fuerza de voluntad son sus principales lecciones.
El fútbol, por ejemplo, tiene mucho de maratón. Las 38 jornadas de Liga bien podrían representar cada kilómetro de la prueba. El Espanyol perdió en el 13, en la confirmación de un nuevo derbi casi en la víspera del de siempre. Que sirva para aprender, un derbi siempre es así, por muy embrionario que sea. Ya sabemos que en el fútbol, como en las carreras de larga distancia, es imposible no tener un bajón o un tramo de dudas. Estábamos advertidos, “cada vez será más difícil porque conocerán al equipo”, dijo Rubi. Por eso hay que mantener la confianza.
Por cierto, es imposible visitar Florencia sin recordar a Dani Jarque. Igual de imposible que al llegar a la mitad de un maratón, el kilómetro 21, no te venga a la cabeza quién será siempre nuestro capitán.