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Ana Carrasco es un ejemplo para todas las niñas

Tengo una niña de cuatro años, de casi cinco, como le gusta decir a ella, a la que algún día le contaré la historia de Ana Carrasco para que le sirva de ejemplo si se encuentra alguna vez en la tesitura de enfrentarse a actitudes machistas. El mundo de las motos es un mundo de hombres en el que, por vez primera en la historia de la velocidad, una chica ha sido capaz de luchar de igual a igual con los chicos y, además, ganarlos. Es cierto que su categoría, la de Supersport 300, no es ni de lejos la clase reina. Si anteponemos las de MotoGP, Moto2, Moto3, Superbike y Supersport 600, la de SSP 300 es la sexta división mundialista, pero tan cierto como eso es que había un montón de chicos en la parrilla y una chica más, María Herrera, a los que ha ganado una chavala murciana de 21 años.

El triunfo de Anita es un hito histórico a nivel mundial en el deporte que ha tenido una repercusión enorme por lo insólito del caso y por la vía que abre a otras mujeres que ya saben que, en las motos, sí que pueden competir y ganar contra los hombres. Y esto es algo fantástico. Ahora lo que hace falta es que con el paso de los años haya más casos como éste y lo vivido esta temporada con Carrasco no quede en una anécdota. Lo que sí sucederá, seguro, es que cuando alguna otra chica repita éxito, sea en la categoría que sea, se recurrirá a lo conseguido por la piloto de Kawasaki para recordar que ya hubo un precedente. Ventajas de ser una pionera. Olé tus narices, Ana Carrasco, y a por más éxitos, ya sea paseando el 1 de campeona que te has ganado a pulso en las pistas o el que toque.