Salvar al soldado Dembélé
Me cansa y me asusta esta dictadura de la juventud en nuestra sociedad. Algo que ocurre en todos los ámbitos de la vida y que va ganando terreno. Acercarse a los 50 años aparece como una desgracia. Ahora hay que ser presidente de un país antes de los 40, estrella de cine antes de los 30 y cantante famoso antes de los 20... La experiencia ya no cuenta porque sólo vale la juventud y la proyección hacia el futuro. Me van a decir que son las arrugas y las canas las que me hacen hablar así. Pues no, todo lo contrario. Pienso sobre todo en los jóvenes de hoy y especialmente en Ousmane Dembélé. Porque esta veneración absoluta a la juventud le está quitando a los jóvenes el derecho a ser jóvenes. Se les exige que tengan la madurez de adultos cuando antes de ayer eran todavía unos niños.
Con sus 21 años, Dembélé acabaría solamente de alcanzar la mayoría de edad en muchos países y, en Estados Unidos, le mirarían todavía el DNI antes de dejarle entrar en un bar. Y no creo que la fama y el dinero sean unos aceleradores de madurez. Dembélé es un chico que necesita ayuda para no malgastar su talento y esta ayuda, aparte del Barça, tiene que venir de la federación francesa, de Deschamps y de sus compañeros.