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Pues ya estamos en descenso

Se certificó ayer, cerca de la medianoche. El Leganés metía al Athletic en zona de descenso. Por si había poca, más presión aún para el partido de mañana. La cosa está para echarse a temblar hasta cuando viene el Getafe. Si hay temblor a un equipo que en condiciones normales debía otorgar una fiesta por la victoria ¿a qué estamos abocados? Ya no importa el fútbol. Uno cero y a casa. A salir de este infierno en el que también habitan Rayo y Huesca. Hasta el cuadro pepinero, con gente que no servía para el Athletic, parece tener más capacidad para huir de ahí. Todo parece tambalearse estos días en una entidad centenaria.

La situación deportiva parece unirse diabólicamente al tema de los avales en el proceso electoral. Mil posibles candidatos revoloteando y a la hora de la verdad, nada. Todo está paralizado a la espera de la plancha oficial, de que alguien sea convencido por las altas instancias políticas. Si al final no dan el paso, una candidatura que lleva tiempo entre bambalinas podrían lanzarse al ruedo. ¿Dónde queda ese frenesí de épocas pasadas por ocupar el sillón de Ibaigane? ¿De verdad alguien se puede creer que todo esto es por una herencia envenenada de Urrutia? Yo no. Tiempo de sobra ha habido para que los que aspiraban a sucederle montaran una estrategia menos aleatoria que este ‘quiero pero no puedo’. Toca espabilar.