Sergio García: renovarse para seguir
Aviso al lector: aquí no encontrarás un cuidado muestrario de tópicos hacia el veterano. Ni Sergio García vive una segunda juventud, ni se ha renovado para no morir, ni el delantero del Bon Pastor ha probado el elixir de la juventud que tanto se menciona cuando se ensalza el buen momento del curtido en mil batallas. Otra expresión manida, por cierto.
Por alguna razón que desconozco, y en este pack me incluyo, se suele valorar el trabajo del jugador avezado sin dejar de mirar su año de nacimiento, como si por el simple hecho de esforzarse día a día, “a su edad”, ya fuera razón suficiente para destacar entre sus compañeros, como si a ellos, por ser más jóvenes, no les costara trabajar día a día con la bandada de aves que sobrevuela sus cabezas, “a su edad”. Su mérito es ganarse un puesto en el Espanyol más demócrata que se recuerda. Juega el que más puede aportar. El delantero de Bon Pastor, teórico suplente en casi todas las quinielas blanquiazules de agosto, no solo le ha arrebatado el puesto a Baptistao sino que, además, se ha convertido en una de las claves secretas del juego de Rubi.
Consciente de sus limitaciones, Sergio ha adaptado su estilo a las nuevas exigencias para parecer otro. Más participativo, aprovechando sus movimientos sin balón y ayudando a cargar con el peso de la mochila del gol. Un jugador que merece ser renovado para seguir en la cima.