A España le atacan males conocidos

El pecado de la reincidencia compromete el futuro de España en la Liga de las Naciones. La Selección cayó en los errores del último partido frente a Inglaterra y se dio de bruces contra el entusiasmo de Croacia. Confundida en las áreas, fue casi siempre a contracorriente en resultado y sensaciones. Las carencias se escenificaron en casi todos los registros. No atinó en la iniciación del juego, incapaz de esquivar la presión rival en 4-1-4-1. El triángulo con Busquets se resquebrajó y Ceballos y Saúl recibían de espaldas. El mismo panorama que aturdió a España en la derrota de Sevilla y en el primer rato del encuentro de ida contra Croacia. 

Dada su esencia, la Selección contrajo riesgos en la salida y cometió pérdidas ostentosas como la de Sergi Roberto en el 1-0. La limitada firmeza que mostraron los de Luis Enrique propició que Croacia rascara a la contra con Perisic y Rebic y rondara una y otra vez la portería española (16 remates). Sólo cuando los de Dalic relajaron su nivel de hostigamiento sin balón pudo estabilizarse en campo contrario. De nada le sirvió tener la posesión (61%) debido a la improductividad de Rodrigo en la banda y la desaparición de Isco entre líneas. España únicamente desequilibró en el contexto de desorganización final en el que entró el duelo. El brío inicial de la etapa de Luis Enrique ha dado paso a dos envites fallidos y preocupantes. La Selección vuelve a la casilla de salida.

Jedvaj, sin marca todo el tiempo

Jedvaj estuvo sin marca en toda la jugada del córner del 2-1. Había cuatro vigilancias individuales, con Morata en el primer palo y Ramos de hombre libre para despejar, disposición habitual en la era Luis Enrique. Sin embargo, alguien debió corregir ese posicionamiento que dejaba solo a Jedvaj. Nadie lo hizo.