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Sobre la bocina

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Los dichos típicos de algunos deportes pasan a veces a otros porque se dan situaciones similares. "Ganar la posición" nació en el baloncesto y se trasladó al fútbol, lo mismo que "asistencia". Del golf se tomó prestado el insistente verbo "firmar" (los golfistas firman una tarjeta en la que figura su registro de golpes y hoyos), y ahora se firma un buen partido, se firma un gol, se firma una buena estirada, se firma, se firma, se firma.

Por su parte, el boxeo ha exportado (también a la vida en general) el dicho "tirar la toalla", acción que ejecuta alguno de los ayudantes de un púgil cuando quiere detener el combate para que su patrocinado no sufra mayor castigo. Y creó también la expresión "sobre la campana", en referencia al toque que anuncia el final de un asalto. Así, se da un golpe sobre la campana, se cae a la lona sobre la campana, y a un contendiente le puede salvar la campana si está recibiendo un pie de paliza soberano; es decir, acciones que se dan en el límite de un tiempo establecido.

Ese "sobre la campana" ha pasado al baloncesto con la feliz adaptación "sobre la bocina". Antaño sólo se podían marcar dos canastas sobre la bocina en un partido, pues ésta solamente sonaba al final de la primera parte y al terminar el encuentro (si acaso, también en la prórroga).

Ahora esta posibilidad se duplica, desde que se implantó aquí el sistema NBA de los cuatro cuartos. Pero también hay quien habla de "canasta sobre la bocina" cuando un equipo la consigue justo cuando termina su tiempo de posesión (un máximo de 24 segundos en la Liga ACB), momento en el que en competiciones oficiales de cierto nivel suena también un dispositivo.

El boxeo fue la tercera competición en las preferencias populares de los españoles en los años sesenta y primeros setenta, después del fútbol y del ciclismo, gracias a púgiles como Fred Galiana, Pedro Carrasco, Pepe Legrá, Manolo Velázquez, José Durán, Luis Folledo, Dum Dum Pacheco, Urtáin, Perico Fernández, Alfredo Evangelista… El declive de esta actividad propició que se fueran olvidando expresiones antes populares como "le salvó la campana" o "lo hizo sobre la campana". El baloncesto (que se ha aupado al segundo lugar en el podio de los españoles) parece dispuesto a ocupar ese papel.

Bienvenida sea, por tanto, la expresión "sobre la bocina", metáfora que puede servirnos además para situaciones similares en la vida cotidiana. "Entregué este artículo sobre la bocina", por ejemplo. Pero entró.