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El superhéroe y el reportero

La historia de hoy trata de un personaje de leyenda, de un superhéroe que voló sin capa el 18 de octubre de 1968, en aquellos Juegos Olímpicos de México que cambiaron el deporte para siempre.... Fueron los Juegos de Jim Hines, de Dick Fosbury, del Black Power con Tommie Smith y John Carlos... Y de nuestro protagonista del día: Bob Beamon. En aquella fecha, hace medio siglo, el estadounidense saltó 8,90 metros, una marca sideral no sólo para aquella época, también para la actual. Únicamente le ha batido Mike Powell, en el mágico concurso del Mundial de Tokio 1991, donde alcanzó los 8,95 para frenar los 8,87 de Carl Lewis. La historia trata de un superhéroe, sí, pero es una historia muy humana. El emotivo reencuentro de un deportista inmortal con un intrépido periodista.

Cuando Beamon pisó esta semana España como invitado del Festival Internacional de Cine de Atletismo no preguntó por Nadal o Messi. No. Beamon preguntó por Miguel Vidal, quizá el mejor reportero que ha pasado por el diario As. Su colección de deportistas legendarios ha dado para un libro. A Beamon lo abordó en San Diego en 1976, cuando alternaba el atletismo con una orquesta donde tocaba los bongos. Beamon le reveló entonces que quería vivir en España. Y lo hizo durante un año, en 1980, como imagen de Galerías Preciados. El periodista fue su cicerone en Madrid. Por eso, cuando Miguel, ya jubilado, supo que Bob había preguntado por él, no dudó en volar desde Mallorca. Su espíritu inquieto sigue latente. Ayer, en San Sebastián, Beamon y Vidal se reencontraron. Dos viejos amigos. Fue entrañable.