Urrutia, una figura imprescindible y radical en el Athletic

Urrutia siempre tuvo apego por la franqueza. Ayer en San Mamés se descubrió al presidente más sincero, con tintes emotivos (leve referencia a su padre, tan presente en sus dos últimas comparecencias en público). Fue un Josu muy sereno, documentado y firme. Un presidente con mayúsculas. Síntoma de que sí, irse es una liberación. Lo de meter a toda la prensa en su saco del recelo es ya un tic. Y lo de lanzar repetidas loas a su etapa resulta hasta comprensible.

Sabe que ha cometido fallos pero se perdonan en aras de su orientación sincera. Una forma de no admitirlos. Se cierra un círculo de futbolista de época y tercer presidente con más años en el sillón. Una figura, por tanto, imprescindible. Cierra un ciclo que puso fin de forma definitiva a la cultura de la derrota que tanto aprisionaba a la entidad.

No es bueno ir a votar en diciembre, en plena temporada. No es lo más recomendable, pero así lo ha elegido. Su tinte radical a la hora de coger el bastón de mando para proteger las esencias que él considera inviolables en el Athletic le ha llevado en muchas ocasiones a no ver más allá de un palmo frente a su rostro.