Gareth necesita una afición que coree su nombre...

Les propongo una versión alternativa al asunto Bale. Seguro que recuerdan gestos técnicos, carreras con el balón, cabezazos de gol, jugadas para sacarse el sombrero si lo tuvieran, incluso partidos que se ganan por sus goles. De hecho, sin ir más lejos, repasen la última final de Champions en Kiev. O sea, sabemos que estamos hablando de un talento especial (de personalidad discreta). En ningún momento reclama atención hacia los títulos que ha conquistado con el Real Madrid, hacia sus momentos de gloria. En parte porque apenas habla con los medios de comunicación, en parte porque no cree que sea su papel. Reclamar su puesto le ha servido en ocasiones para mostrar su rabia contenida y demostrar, de nuevo, sus virtudes, pero no es así como sacar lo mejor de su repertorio. Gareth Bale sabe que no está jugando bien y, añado yo, acostumbrado a otra cultura, seguramente le sorprende que mientras busca su mejor forma la afición le silba. ¡Le critica! ¡Le abuchea! ¿No debería ser al revés? ¿No debería estar para apoyar?

Esta es la receta que necesita Bale: un poco de confianza, un poco de suerte, un gol y la afición cantando su nombre, esperando al jugador que todos hemos visto y al que ahora se espera. Este Real Madrid carece de velocidad arriba, la defensa es de momento un flan, el centro del campo ralentiza el juego y lo que Bale (y Benzema) necesitan es una mayor velocidad en la toma de decisiones, en el juego. Lopetegui apostó por un estilo salido de la escuela Cruyff en el que no se confió. Lo que Gareth pide es una mayor locura, más improvisación, más transiciones rápidas. Vamos, si lo que se quieren es ver al mejor Bale.