La memoria del fútbol
Reconocimiento. Hay capítulos que te reconcilian con lo bueno del fútbol. El momento más bonito de la temporada se dio en Almería. Santi Cazorla agarró la bola al borde del área grande y con esa clase que rebosa la coló cerca de la escuadra. La reacción del estadio fue el aplauso generalizado que sorprendió incluso al futbolista. Aquella gente de la grada puso el corazón por delante de la cabeza. Le quiso hacer ver al centrocampista que conocía su historia, la memoria del fútbol existe. Cazorla cerró el círculo en ese preciso instante. Santi sufrió una importante lesión de peroné en 2009 en ese mismo estadio, después llegaron las dolencias en la espalda y se quedó sin Mundial. El capítulo se cerró con una nueva ovación cuando se retiró en el cambio de Calleja. Me gustó que después de agradecer el detallazo lamentara con cara de preocupación que a su equipo, un día más, se le escapara el partido. Demuestra que Santi sigue siendo un competidor, que ya no le vale con el hecho de haber vuelto. Ahora quiere ganar. Jugadorazo.
Cinco reflexiones. 1) Es lamentable que la maquinaria se haya puesto en marcha para hacer ver que Lopetegui era el malo de la película. A ver si ahora la clave es que no ponía a Vinicius, por favor... 2) No busquen más, la explicación a por qué el Barça ha gestionado con sobresaliente la ausencia de Messi la tiene Valverde, el Txingurri es muy bueno. Aunque dentro de la directiva no convence a todos. 3) Hubo un tiempo no muy lejano en el que Casillas, Puyol, Xavi, Busquets, Iniesta o Xabi Alonso eran los mejores del mundo en su posición. Ahora, bajo de punto de vista, solo tenemos uno: Alba. ¿Podemos permitirnos el lujo de dejarlo fuera? 4) Bravo por los equipos modestos. Más allá de resultados; Ebro, Sant Andreu, Cultural, Villanovense o incluso Melilla, demostraron que son capaces de salir con el balón jugado y combinar, dejando ya en leyenda lo del juego arcaico y el zurriagazo. 5) Está demasiado de moda aquello de “el mensaje del entrenador no ha calado en el vestuario”. Es peligroso, da poder al futbolista, se lo quita al jefe.
Solari y Sergio, cara a cara. Conocí en persona a Sergio González en un Larguero que Manu hizo en su ciudad, en Valladolid. Me pareció un tipo humilde, noble y agradecido. Hoy se presenta en el campo que marcó su carrera, aquel disparo defendiendo al Deportivo y que superó a César en la final de Copa dio origen al Centenariazo. Era marzo de 2002, en aquel Madrid jugó Solari. Del Bosque lo metió por Pavón en el descanso con 0-2 para intentar la remontada que no se dio. Tanto cambia la vida que hoy se verán las caras de corbata. Quiero hablar de Sergio, lo que hizo el año pasado en Pucela fue un milagro con el equipo en Segunda, lo coló en playoffs y lo subió. Imaginé que le iba a costar mucho ganar. Me equivoqué. Ahora son siete partidos sin perder y con la base del equipo de Segunda.