El futuro es de los jóvenes
El Espanyol, o su segunda unidad, cayó este jueves ante los suplentes del Cádiz. Fue un mal partido, quizás el peor de la era Rubi, pero dejó entrever algunas tendencias sabidas y otras peligrosas: los canteranos tienen hambre pero algunos veteranos jugaron con más pereza que intensidad. No fue unánime, no fue constante, pero el equipo pecó de indolencia en algunos tramos del partido.
Y eso que todos los que jugaron de inicio son teóricos suplentes que deben aprovechar sus oportunidades. Y eso hicieron los más jóvenes. Pedrosa sufrió atrás contra un Agra rapidísimo (tampoco recibió ninguna ayuda de Naldo ni Piatti), pero se desmelenó en ataque. Superó hasta la saciedad a su defensor, que acabó desquiciado. Álex López controló bien el centro del campo, sin destacar ni para bien ni para mal, mientras que Lluís López mejoró el nivel general de la defensa.
Y es que la comparación entre hambre y sosiego, ambición y desinterés, juventud y mala entendida veteranía fue sangrante en la delantera: Puado salió a comerse el mundo, peleó todos los balones y corrió por él y sus compañeros. ¿El premio? Un golazo de bandera para su estreno goleador con el primer equipo. Falló el empate, pero aún así fue mejor que sus dos acompañantes: Baptistao y Piatti debieron dar mucho más ante los suplentes del Cádiz. O quizás ese fue el problema.
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