Sobre los dos ojos de Solari
Entiendo perfectamente que los madridistas, y también los demás, se hayan fijado en la ya mítica frase de Santiago Hernán Solari sobre los “dos cojones”. Parece que sólo con esta referencia de alto componente masculino ha firmado ya con fuego su arranque como entrenador del Madrid. Pero me van a permitir que me centre en otra parte de la fisonomía del técnico argentino y que les hable de sus dos ojos, de esta mirada que le acompañó ayer en cada momento de su primera aparición con su nuevo estatus. Una mirada intensa, recta, decidida, de las que no esquivan, ni engañan, ni mienten. Viéndole así con tanta seguridad, el adjetivo “provisional” no encajaba. La determinación expresada por Solari no era la de un hombre que ha venido simplemente a echar una mano a su empresa porque está de baja un compañero de trabajo.
El míster del Madrid no parece estar actuando con un cronómetro de cuenta atrás en la cabeza sino como un profesional centrado en una misión. En su misión. Sin preocuparse por su duración. ¿Recuerdan el título de la canción de Mecano La fuerza del destino? Pues me parece que hay algo de esto en el hecho de ver a Solari sentado en el banquillo del Madrid. Como si la vida le hubiera finalmente impuesto en el sitio con el que soñaba. Ahora le toca al argentino hacer que sean sus resultados y el juego de su equipo los que le impongan definitivamente. Que sea una evidencia. Por sus cojones o por sus ojos, en el fondo da igual. Pero talento y ganas nunca van a faltar a Santiago Solari. De eso no hay duda. ¡Suerte míster!
