Interinos son Solari y los demás
A efectos reglamentarios, interino en el fútbol es aquel que se come el marrón un máximo dos semanas y ni un día más. A efectos prácticos, interinos son esos y todos los que pasan esas dos semanas de prueba. Interino es Solari e interino fue Lopetegui, que firmó por tres años y el trabajo le duró poco más de tres meses. Jesús Gil, que en tiempos practicó profusamente la tecnicofagia, despidió en pleno mes de agosto a Joaquín Peiró por una trascendental derrota en el partido de consolación de un Carranza. Lo había fichado en marzo. En una primavera pasó de solución a problema.
Así que la provisionalidad de Solari también es provisional. A día de hoy depende de que Florentino sea capaz de decidir si conviene un relevo con mano de hierro, como le pide el cuerpo, o con guante de seda, como le pide el vestuario. O de lo que ande disponible en el mercado. O del atrevimiento de los disponibles para caminar sobre el alambre de un equipo a siete puntos del Barça y sin la barra de equilibrio de los cincuenta y pico goles de Cristiano. Y puede que si no aparece el candidato, que si el equipo empieza a ganar y a gustar, que si pasan dos semanas y no se ha acabado el mundo para el Madrid, que si la plantilla demuestra ser tan magnífica como le dice a Lopetegui el venenoso comunicado post mortem del Madrid, Solari deje de ser provisional. Pero todo eso ya lo sabe el argentino, que llegó a España para ganar títulos con el Atlético y se vio en Segunda, que antes de descender al infierno fichó por el Madrid y ganó una Champions y que se salvó de milagro de un despido en el Castilla. Este miércoles será recluta en Melilla.