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El Barça aprobó el examen sin Messi

Por mucho fútbol que hayas visto, siempre queda algo por ver. Anoche, en el Camp Nou, el Barça (Luis Suárez para ser precisos) dispuso de un golpe franco al borde del área del Inter. Como suele ocurrir, la barrera saltó para dificultar la comba del tiro de Luis Suárez... que a su vez chutó por abajo, estilo Messi. Pero he ahí que Spalletti lo había previsto y mientras los demás saltaban Brozovic se tiró como una centella al suelo, tan largo como era, y de espaldas al balón, que en su camino al gol tropezó con su región glútea y se fue a córner. El realizador, con buen tino, fue a Messi, que sonrió primero y luego pensó: esto no me conviene...

Messi no jugaba, estuvo en el palco, con su hijo, al que parecía explicar cómo es el fútbol. Fue grato verle ahí y muy buenos y bien administrados los planos que el realizador le dedicó. Estábamos asistiendo a algo raro, al Barça sin Messi, y esas ráfagas en parte lo recordaban y en parte lo paliaban. Por lo demás, el Barça jugó todo lo bien que puede jugar sin él. Rafinha se colocó en su hueco, en un equipo que Arthur movió bien y en el que Luis Suárez se batió por dos. Estuvo bien Rafinha, así que es de suponer que será el recurso para el día del Clásico. Todo bien en el Barça, salvo la evidencia de que el estadio no aguanta a Arturo Vidal.

La buena noche del Barça, que pasó bien este primer examen sin Messi, contrasta con el descalabro del Atlético en Dortmund, donde recibió un correctivo de esos que en otros tiempos aplicaban a cualquier equipo español que fuera a Alemania. Un resultado muy malo, porque el Atlético está todavía en la fase de si romper a algo nuevo o seguir con lo de antes (esa duda lleva tiempo atormentando a Simeone, y se le nota en las alineaciones), y las goleadas escuecen tanto que no dejan pensar con claridad. Obviamente, esta es la salida del grupo que se podía perder, pero no por esa diferencia. Las goleadas en contra son desestabilizadoras.