Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

Tercer tiempo

Perlas de la radio

De la radio me gusta la espontaneidad, esa especie de lluvia fina de la que alguna vez se escapa un goterón, como en el antiquísimo chiste de Bagaría. Lo publicó en El Sol, durante República; lo hacía asistiendo sus dibujos con diálogos que escribía Miguel Mihura, el de Ninette y un señor de Murcia. Se veía una enorme gota de agua, grandísima. Y un ciudadano le pregunta a otro qué es ese gran goterón. Y el otro responde: "Una nueva manera de llover. Cae esa gota y se acabo, no llueve más". En la lluvia fina de Carrusel Javier Herráez deslizó el sábado ese diluvio concreto: "El Clásico es hoy".

El dichoso Clásico

Estaban hablando, claro, del partido Madrid-Levante, un temporal para el equipo de casa. Como delante estaba el Barça-Madrid, la incertidumbre que acaecía sobre el juego madridista les hizo pensar a los que acompañan a Dani Garrido, y a éste mismo, sobre la perspectiva más dramática de la semana, el Clásico. Fue cuando el riguroso seguidor de los avatares blancos que es Herráez dijo algo parecido también a lo que Miguel Ors dijo en la tele sobre el objeto del deseo: "Señores, este es el balón". El Clásico es éste. El Madrid-Levante será desde ahora un campo en el que se jugó la principal batalla de Lopetegui. Y se jugó el sábado.

¿El futuro espera?

El futuro es hoy, pues; pero lleva dando vueltas desde América, cuando el entrenador madridista cubrió, en medio de una formidable polémica, el cargo que antes había ocupado, con éxito, Zidane. Como se recuerda ahora, hasta cinco le dijeron que no al presidente del Madrid, y sólo Lopetegui se sintió con ganas, hasta el punto de que abandonó a la Selección, con la que tenía un imperioso compromiso en Rusia. Pérez se apresuró en fichar entrenador, pero no tuvo en cuenta un elemento básico del juego: los jugadores. De esa prisa viene el día de hoy.

E irrumpe Messi

El Clásico fue este sábado; el Atlético no consiguió su objetivo frente al Villarreal, el Valencia siguió con su suelo mojado, la ilusión del Alavés fue solo aire perfumado, y en Barcelona se jugaba parte del Clásico que se avecina, un Barça-Sevilla no es moco de pavo ni baladí. Y empezó como un aviso para los que creen que ese será el cara y cruz de Lopetegui. En trece minutos Messi dirigió una orquesta que él afina con esfuerzo, en silencio, a pesar de todos los desmanes de la plantilla azulgrana. Como si él mismo jugara contra el Barça. Y un rayo como del demonio, un azar del fútbol, lo dejó fuera de juego.

Se lesionó todo

Al Barcelona se le lesionó todo, en el encuentro que al fin se llevó por 4-2, y en el futuro inmediato. Tres semanas sin Messi son un acontecimiento oscuro, a no ser que… Cuando se hizo el silencio y el astro dejó el campo la grada dio una respuesta unánime: el silencio. Y empezaron las especulaciones. ¿Por cuánto tiempo? ¿Llegará al dichoso Clásico? El diagnóstico no emite milagros, así que Messi se perderá hasta tres partidos. Como en una maldición bíblica. Ahora ese Clásico será descafeínado y sin azúcar, o sin sal, mi padre tomaba el café con sal. Pierde el fútbol.

Valor de LaLiga

Ver jugar a Messi es algo verdaderamente serio, por ello tiene más valor LaLiga. Ahora la disyuntiva no es qué pasará en el Camp Nou, pues sin Messi el azar se abre a dimensiones insólitas. La cosa ahora es saber si Lopetegui, que visita el Camp Nou a cuatro puntos, acortará distancias o acortará su estancia en la casa en la que él se sentía más feliz. El sábado dijo que no podía estar más ilusionado. Resultaba paradójica su expresión. Lo cierto es que el termómetro que uso para saber la temperatura blanca, Roncero, estuvo que ardía toda la tarde, y seguía así entrado ya el camino del Clásico.

La frase

"El Clásico es hoy"

Javier Herráez, periodista de la Cadena SER