El Madrid no sabe a lo que juega
Ya nada puede disimular la crisis real del Madrid. Su sonrojante actuación en Mendizorroza le deja en una situación crítica y certifica su estado de total indefinición.
Ya nada puede disimular la crisis real del Madrid. Su sonrojante actuación en Mendizorroza le deja en una situación crítica y certifica su estado de total indefinición. No sabe a lo que juega, se ofusca entre los apretados sistemas defensivos del rival y sus concesiones atrás le niegan esperanza alguna. En Vitoria fue un equipo sin alma, rutinario y aquejado de una falta de personalidad y desborde alarmante. La estadística denuncia su apatía futbolística: sólo hizo dos regates efectivos en todo el partido (Benzema y Modric).
La intención de Lopetegui de ser un conjunto dominador se ha quedado en nada. El Madrid juega demasiado al pie pese a su pérdida de eficacia (88% de precisión en el pase, casi tres puntos por debajo de su media). Casi ningún jugador tiene sentido del espacio. Odriozola, algún flirteo de un Bale de mínimos y la actividad, poco afortunada, de Mariano fueron las únicas notas de verticalidad. Nacho no profundizó por la izquierdo, Ceballos no acaba lo que empieza y Asensio volvió a dejar pasar otra oportunidad para convertiste en el jugador que dice quiere ser. Al Alavés, con un trivote en la medular, le sobró con un ejercicio ordenado, a la espera de una oportunidad que primero tuvo Jony en una contra y que Manu García no perdonó ya en el descuento. Fue un castigo merecido para un Madrid indefendible y en caída libre.