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Resaca de Champions

Mourinho sabe de todo. Inglaterra que se apunte dos: lamentable el estado del césped de Wembley y penoso que el partido de Old Trafford comenzara con retraso por el tráfico. Menos mal que Mourinho acusó a la Policía, sabe de todo. Una pregunta: ¿Ningún grande se ha interesado por Mario Fernandes? El lateral del CSKA sorprendió en el Mundial y al Madrid en Moscú. El de siempre, Casillas, está más alejado del foco, pero hizo dos paradas calcadas a la de Robben para darle la victoria al Oporto. Merece la pena verlas. Cuidado con el Bayern, la línea entre jugadores consagrados y viejos es muy fina en el fútbol, cedieron el liderato de la Bundesliga y no perdieron en casa contra el Ajax de pura chiripa. Por cierto, dará o no pereza, pero la campaña para el Balón de Oro queda oficialmente inaugurada. Simeone no es de individualizar, pero le dijo a Marta Casas que Griezmann había sido la pasada temporada “el mejor jugador del mundo”.

Cuestión de centrocampistas. Con Modric los números son muy claros, y sé que la temporada es muy larga, pero de los diez partidos que ha jugado el Real Madrid, el croata sólo ha completado uno. Nada más. El Madrid lo nota, clarísimamente. Con la ausencia por apendicitis de Isco, el Madrid le necesita más que nunca. Ceballos es un buen proyecto, pero debe crecer, y Asensio está demasiado tirado a la banda para crear juego. Sin Modric no hay baile. A medida que el ‘10’ tenga más bola, el Madrid encontrará mejores vías para el gol. Y es que “la sala de máquinas”, como dice Don Luis Suárez Miramontes, es la clave del fútbol. Valverde parece haber encontrado la solución en Arthur. Parto de la base de que la comparación con Xavi me parece algo más que exagerada. Sin embargo, creo que el partido del brasileño en Wembley es un respiro para el entrenador del Barcelona. Valverde tiene querencia al 4-4-2, necesita encontrar un cuarto centrocampista para equilibrar su idea y el carioca puede ser la solución. Y Coutinho, de momento, no pasa por Andrés Iniesta.


El Rey Alejandro. Soy de Alejandro Valverde, siempre lo he sido. Creo que el triunfo en Innsbruck supone uno de los mayores capítulos de justicia de la historia del deporte español. Pensé que después de la caída en la crono del Tour pasado, en Alemania todo había acabado, creí que la lesión en su pierna era el adiós definitivo. Por fortuna, me equivoqué. Aluciné con los dos últimos kilómetros en el Mundial, sólo un tipo de su clase es capaz de controlar a tres ciclistas en la previa del sprint más importante de sus vidas, como el mejor de los ciclistas de pista. Merecía el oro, más que nadie. Es una gozada ver correr a Alejandro, ya sea en el muro de Huy, en Lieja, en el Boulevard de la Clásica de San Sebastián o en cualquiera de las etapas de la Vuelta. La escena de Sagan entregando el maillot arcoíris en el podium resume el momento. Alejandro se lo merece.