El Real Madrid: ¡Al loro, que no estamos tan mal... ni tan bien!

Siete días, o lo que es lo mismo, 168 horas. Ese es justo el tiempo que ha transcurrido entre el partido ante el Roma y el encuentro del Pizjuán. El camino que ha llevado al Madrid de practicar el mejor fútbol del último lustro, “mejor de lo que jugó nunca con Zidane”, decían muchos cronistas, a ser una banda, un grupo de jugadores a los que “esa actitud no puede llevar a ningún sitio bueno”. Y ni una cosa ni la otra. El partido ante el Roma, décimo en el Calcio con sólo dos partidos ganados de seis, no era para decir que el Madrid de Lopetegui es el siguiente eslabón de la cadena tras el fútbol total del Ajax de Rinus Michels, el Milán de Sacchi o el Barça de Rijkaard y Guardiola. Ni el resbalón (mejor dicho, batacazo) del Pizjuán, al que se compareció con la resaca del The Best, es para decir que Lopetegui no se comerá el turrón, al estilo Benítez. Como diría aquel… ¡Al loro, que no estamos tan mal!... a lo que añadimos ¡Ni tan bien!

Anda el Madrid en ese proceso de aclimatación a una vida sin Cristiano Ronaldo, sin el empeño por la victoria casi enfermizo que dominaba su fútbol y que trasmitía en el campo a sus compañeros. También anda el Madrid acostumbrándose a esa nueva política de ahorro para el nuevo estadio en el que no se ha revitalizado la plantilla con jugadores de relumbrón que activen el juego y las ilusiones. Habrá que ver quién marca los 50 tantos de Cristiano. Ya no será Cavani, ni Mbappé, ni tampoco Neymar. N i tampoco parece que vaya a ser Benzema. Pero los nombres que asoman con fuerza, los de Kroos, Modric, Asensio, Ceballos, Isco, o este nuevo Bale, se han ganado el derecho a hacer soñar a la afición con que otro Madrid es posible. Es el más difícil todavía después de haber ganado tres Champions seguidas, pero una victoria ante el Atlético serviría para volver a pasar al otro extremo, al de la euforia…. Como diría aquel: “¡Al loro, que no estamos tan mal!”.