Aquella charla entre Julen y "el hombre que mejor maneja la línea de tres"

Tres horas y media. El pasado mes de febrero, Julen Lopetegui acudió a Montilivi para ver el Girona-Celta. Aprovechó aquel viaje para conocer de primera mano el sistema de Pablo Machín, "el hombre que mejor maneja la línea de tres", según comentó en COPE. El entonces seleccionador quería conocer los secretos para romper esa línea a los posibles rivales en el Mundial y se reunió con Machín, entonces técnico de moda, que compartió y desmenuzó su fórmula durante tres horas y media. A los dos se les pasaron volando. A Julen le dejaron sin Mundial, pero seguro que ni imaginaba que la primera reválida para superar esa defensa de autor iba a ser contra el técnico soriano y en un campo tan complicado para el Madrid como Nervión y sin Isco...

El factor Marcelo. Si hay un jugador que mediatiza el juego del Real Madrid, para bien y para mal, ése es el brasileño. Su presencia en el campo dota de una salida y una calidad indiscutible en el juego ofensivo por su banda, pero obliga a una atención muy particular a Casemiro. Machín ya utilizó esa vía para dañar al Madrid la temporada pasada. Habrá que ver si en el juego de equilibrios que es un equipo, Lopetegui opta por dar entrada a un perfil más sólido como el de Nacho o decide lanzarse con Odriozola en el otro costado. Tanto Marcelo como el guipuzcoano serían los carrileros soñados para una línea de tres. 

Ramos, en el Pizjuán. Los últimos partidos del Madrid en Nervión han tenido otro partido, el que ha disputado el capitán blanco con parte de la grada. Estando de acuerdo con Paolo Maldini que estamos ante el mejor central del mundo, es bueno hacer ver a Sergio que su concentración es más importante que su espíritu aventurero y sus ganas de tirar las faltas, cuando hay compañeros con mejor pie. La leyenda hay que retroalimentarla desde el ejemplo y con más razón en Nervión, su infancia, su primera escuela de vida.

El reservado de los soberbios. Esa mesa ficticia en la que algunos aspiran a sentarse junto a Messi y a Cristiano se ha convertido en un reservado para soberbios. Pocos gestos empequeñecen más como el de no acudir a la coronación de un compañero que, sencillamente, ha tenido mejor año que ellos. Lo de menos es el feo institucional a la FIFA, lo de más es que Modric, para CR un excompañero, simboliza la humildad y todos los valores que el mundo del fútbol necesita: el colectivo por encima del ego, el afán de superación, el orgullo por su país. Ahora que son padres, hubiese sido una importante lección para sus hijos.