El principito vio con el corazón

Antoine Griezmann tiene tres apodos. Se le llama “Grizi”, “Grizou” pero también “el principito”, referencia directa a su clase, su talento y a la obra universal escrita por Antoine de Saint-Exupéry (compatriota y tocayo del futbolista). Un libro traducido en nada menos que trescientos idiomas y que ofrece varias frases míticas para el recuerdo. Una de mis preferidas ayuda a entender la decisión que ha tomado el delantero galo, seguramente la más importante de su vida. Es decir, quedarse en el Atlético. “He aquí mi secreto: sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible a los ojos”. Muchas cosas empujaban a Antoine a irse al Barça, mucha gente también y algunas personas le hicieron daño cuando el jugador estaba inmerso en una terrible duda. Sin embargo, para salir del dilema, Griezmann miró su situación con el corazón y, lógicamente, entendió que no había mejor ciudad para él y para toda su familia que Madrid ni mejor club que el Atléti.

Estoy convencido de que haber escogido quedarse le ha liberado totalmente y que pudo jugar el Mundial sin ninguna preocupación. Sin el miedo de saber cómo le iba a ir en el Barça. Por ello durante la aventura rusa se volvió a ver al Antoine alegre y simpático, a un hombre que fue capaz, además, de enamorar al pueblo con un discurso patriótico sincero. “Hay que estar orgulloso de ser francés. Tengo ganas de que los jóvenes digan: ¡Viva la República! ¡Viva Francia!”, explicó pocos días antes de convertirse en campeón del mundo. Bellas y útiles palabras de un francés de Madrid que se merece ser feliz.