El Málaga no se sale del guión marcado por Juan Ramón Muñiz y, de momento, no hay quien le pare. Su Málaga es un reloj suizo que no escatima un solo esfuerzo, no comete errores y, sin ser un equipo preciosista, exprime al máximo todas sus virtudes. Un saque de banda de tiralíneas, una genialidad de Jack Harper y una acción a balón pardo llevaron el delirio a La Rosaleda. Un partido perfecto. Otra victoria solvente. La Rosaleda, como proclaman desde el Fondo Sur, “está descontrolada”. La fiesta en el estadio arrancó en el minuto 60 y ya no paró hasta el final. Ha sido más de un año de pesares, derrotas y amargura. Muñiz ha ensamblado con mano exquisita las piezas, su equipo va como un tiro y la afición se ha ganado el derecho a disfrutarlo. 15 de 15. La gesta de las siete victorias de hace 11 años está cada vez más cerca.