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Ya se ve, Espanyol, ya se ve

Si hubo una frase que me acompañó durante la adolescencia fue la que pronunciaba mi abuela cuando, barriendo la calle al verme llegar a casa caminando como si fuera perdiendo 3-0 contra la vida tras la enésima farra en las fiestas del pueblo, decía: “Ya se ve, Darío, ya se ve”. Su “ya se ve” no era más que una de sus infinitas ironías. Servía para darme a entender que, pese a que no era de día, ya se veía lo suficiente como para dar los ‘buenos días’ y no las ‘buenas noches’ antes de ir a la cama.

Con esa sensación de vivir un ‘nuevo día’ llegamos al primer parón. Rubi ya ha dejado que intuyamos cómo es su idea, pese a conseguir los tres resultados posibles en este comienzo de Liga. Ya vemos a un Espanyol que quiere el balón, que además apuesta por llevar el peso del partido sin ningún tipo de complejo y que pretende divertirnos. Rubi también nos ha dejado ver que arriesgará para ganar, como vimos con sus cambios en Mendizorroza, aunque eso tampoco asegure la victoria, como también vimos con lamento el domingo.

Un nuevo día, como las nuevas eras, son un nuevo reto. Este equipo anda en eso. El reto pasa por cambiar todas las rutinas de un bloque y despedirse de los malos hábitos. Ya se ve, por ejemplo, que no es lo mismo perder con valentía que ganar siendo cobardes.