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Tercer tiempo

El rostro de Keylor

Hubo dos caras de Keylor, triunfal en Mónaco, desdibujada en el Bernabéu. La cara es el espejo del alma. Satisfecho Keylor, ante su mujer, su hijo, ante sus compañeros triunfales, en la entrega de los trofeos de la UEFA. Cariacontecido ante la afición, en el estadio que lo vio ganar las últimas Champions del Madrid. En un sitio era el titular máximo de un equipo que quiso quitárselo de encima con De Gea y que esa tarde, en el estadio del que era ídolo, le deja el sitio a Courtois. Amarga victoria, diga lo que diga Courtois, al que dio una palmadita de suerte. El rostro de Keylor Navas sólo fue feliz en la foto.

El trago de Courtois

Nada está hecho hasta que los partidos acaban. El del Madrid ante el Leganés pareció acabar en seguida, porque el equipo de Pellegrino fue una planta endeble al principio. Pero luego… Un penalti casual puso en valor la revolución de los pepinos, y al Madrid lo arrancó por peteneras. La prueba fue para Courtois, cuyo carácter lo obligaba a lo máximo. Y fue batido. Pena máxima para Courtois si su equipo no se hubiera rehecho. Y de qué manera. La victoria del Madrid fue galana, como si saludara con vigor al guardameta. Al final el penalti pareció una prueba de fuego apagado. Y Courtois pasó bien su peor trago.

Mirada del otro

Ahora todos se miran, como boxeadores en el ring. Benzema mira a Cristiano, por ejemplo. Alfredo Relaño lo resumió ayer aquí con el estilo que suele: “En lugar de mirar a Cristiano mira al gol”. Le han quitado un peso de encima y se lo han puesto a… Cristiano, que sigue con hambre y sed. A Benzema le ha vuelto la sonrisa e incluso la teoría: jugar no es meter goles, es divertirse. Antes tan circunspecto y ahora tan feliz. A Ramos le ha venido también Dios a ver: ahora compite consigo mismo. Cuando Cristiano no fue a Mónaco, vaya rabieta, dijo: “Que haga lo que quiera”.

Sombra de Cristiano

Al de Camas no le van las medias tintas, y ya quería desahogo para poner en su sitio los mimos de Cristiano. Él lidera a su modo la era Lopetegui, y lo primero que ha hecho es señalar que Cristiano ya no está ni se le espera. Con perdón, este partido ante el Leganés fue la despedida de Cristiano, aparte de lo que pase con el cariacontecido Keylor. Los equipos viven rachas que duran lo que duran. El disparo de Sergio, esa flecha ante las cámaras, es un rito con el destinatario que está en Turín. Por eso me detengo en el Bernabéu: vivió una fiesta peculiar de despedida. Cristiano ya no está, eso es noticia.

Cholo contra Cholo

Otro rostro que se ensombrece, el de Cholo Simeone. A veces lo veo, en su coche grande, serio como un guardia, como si el mundo no mereciera la sonrisa que luego saca en las entrevistas difíciles o en el banquillo. Quiso romper con los grandes que tiene de refresco para mostrar la autoridad del pasado, y se encontró con Aspas hambriento. Mirando a Luis Enrique, que no lo lleva a su equipo nacional. El desastre es del Cholo, me parece, pero así es el fútbol: te quitas a los mejores y te quedas sólo como un alma en pena. Tiene razón: la culpa es suya. Él aprende pronto: resurgirá. Y entonces será millones, como Evita.

La de Alba seria

Luis Enrique ha hecho su Selección. Para eso lo eligen, y que luego le tomen cuentas. Un hombre de fútbol (y de cine) nos advirtió el otro día a unos periodistas: esperen, ya verán cómo Luis Enrique hace grandes cosas al frente de España. Quienes me hayan leído saben ya que tengo fe en él, admiro su paciencia irritada, su carácter para aguantar broncas, insultos y tópicos. Le atacan por Alba, no lo lleva. Estas cosas sólo se pueden criticar, en el fútbol, cuando pase todo el toro. A los impacientes con Luis Enrique les pediría sosiego. La Selección también lo necesita.

La frase

“La cara es el espejo del alma”

Dicho de dominio público