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El circo de Bruno Hortelano

El desafío de Bruno Hortelano ha sido un circo, una verbena... Y no lo escribo despectivamente. En los circos y en las verbenas, la gente disfruta y ríe. Este miércoles, en Getafe, dos millares de aficionados acudieron al Juan de la Cierva en una tarde-noche de agosto para animar a Hortelano en su tentativa de batir sus récords de España de 100 y 200 metros. Estuvo lejísimos: 10.31 y 20.56. Pero el público se lo pasó de lo lindo. Y la expectación fue tremenda. No hay más que ver la nube de cámaras que le rodearon después de la última carrera. Y también la conexión que hizo el Telediario de La1. Desde este periódico también sumamos nuestro granito de arena, con la retransmisión en directo de ASTV. “Gracias a todos, os necesitamos”, dijo Bruno al micrófono al terminar la reunión, o lo que fuera eso. No vivimos una jornada de atletismo.

Más bien fue un homenaje mutuo: de Hortelano hacia el público que le quiere y del público a un atleta que ha despertado un interés inédito. Hay que recordar que Bruno sufrió un accidente en 2016 que le mantuvo 21 meses sin competir. En su regreso ha batido las plusmarcas de 200 y 400 metros (20.04 y 44.69), ha logrado un bronce (4x400) y una cuarta plaza (200) en los Europeos de Berlín... Ha sido un retorno fértil y emotivo para un atleta que estuvo desahuciado para el deporte. Por eso se le entrecorta la voz cuando habla. El mitin se montó a toda mecha, con nula calidad, porque Hortelano quería una carrera más. Fue un acto entrañable, pero no atletismo. Eso lo veremos jueves y viernes en Zúrich y en Bruselas, en la Diamond League. Allí están sus rivales de 200, con Guliyev al frente. Y allí debe mirar para el futuro.