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Las condiciones del heredero

Pésimo partido del Barça, con un solo punto verde. Dembélé está situando sus cartas en el buzón adecuado: el corazón de Messi, al que está siguiendo con el respeto de los discípulos bien educados. No hay una jugada que de un modo u otro no le consulte, no hay una acción de ataque que no resulte homologada por el libro de estilo del capitán, y no hay un gol que marque, como anoche, que no haya sido precedido por la intención de que marque otro. Luis Suárez, por ejemplo.

Es un futbolista que ha ido subiendo en calidad al tiempo que se ha ido desprendiendo de la incomodidad de la timidez. Y en el Barça sin pasión de anoche fue el que le dio al equipo valores que otras veces se ha sacado Messi de la manga. Anoche Messi no estaba para mucha canción, y Luis Suárez sigue desaparecido. El equipo se encontró ante un Valladolid al que Masip le dio consistencia y esperanza. Masip conoce bien a Messi, pero no fue noche para temerle. La propuesta de Dembélé le está dando al Barça una medida de lo que puede ser el futuro cuando este francés tenga la edad de suceder al argentino y éste le haya terminado de pasar los papeles.

Como decía el maestro Antonio Valencia, el fútbol es una especie de acordeón. Ahora suenan a la vez Messi, Coutinho y Dembélé. A falta de Iniesta, los tres lo están sustituyendo. Cuando se vaya Messi ya se sabe quién se acerca a la herencia de su música.