Era cuestión de tiempo, aunque estaba cantado. Y demasiado ha aguantado. Alonso no competirá en la Fórmula 1 la próxima temporada, veremos si lo vuelve a hacer en el futuro, una posibilidad que se antoja hoy remota. Para un piloto ganador y con su talento, la travesía en el desierto que es la decepción permanente ha resultado demasiado larga. Especialmente los cuatro últimos años en McLaren, donde la victoria ha alcanzado la categoría de utopia. La frustración tiene un límite y el asturiano lo ha alcanzado, entre otras cosas porque ninguna promesa o buena intención de su equipo es ya creíble, más bien lo contrario, suena a cuento chino, a tomadura de pelo. ¿Para que seguir intentándolo con semejante panorama? No hay motivo alguno para ello.