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El waterpolo, deporte ejemplar

La piscina Picornell ha vivido dos semanas de intenso waterpolo, en una ciudad de tanta tradición acuática como Barcelona, que ha demostrado una vez más su excelencia a la hora de organizar eventos deportivos y de enganchar a la gente. Hay ciudades europeas donde el waterpolo tiene mayor repercusión, como Budapest, Belgrado o Split, pero ninguna de ellas aúna también la espectacularidad del acontecimiento como Barcelona (con la ayuda de Gaudium Sports), que ha maravillado tanto a la LEN que la ciudad se ha ganado el derecho a ser la capital mundial del agua. En las dos últimas jornadas no cabía ni un alma, con más de 4.000 espectadores, incluso algunos despistados acudían a la piscina creyendo que aún había entradas a la venta y tenían que regresar a casa a seguirlo por la televisión. Tampoco era un mal plan, con las extraordinarias narraciones de Juan Carlos, Dani, Jennifer y Ángel.

El waterpolo es un deporte apasionante que solo encuentra escaparate en los partidos de la Selección y en la Euroliga, con la participación sobre todo del Atlètic-Barceloneta masculina y el CN Sabadell femenino, quienes han alzado el título en la última década. Un deporte ejemplar, como se pudo apreciar en la final. España y Serbia, que habían jugado al límite en el agua, con golpes, faltas y la lucha habitual de un deporte de tanto contacto, acabaron abrazadas en medio de la piscina bajo la ovación del público, que aplaudió a Serbia y honró a España. Savic, el entrenador serbio y con pasado en nuestro país, amigo de David Martín, le hizo una reverencia después del meritorio campeonato que se han marcado. Incluso las chicas lo vieron desde la grada como una gran familia. Todo es ejemplar en este waterpolo.

Por ello, por esa pasión que desprende López Pinedo a sus 38 años, el desparpajo de los jóvenes desafiando a Italia o Serbia, la dirección de Martín, la inteligencia de Perrone o los goles de Mallarach, el waterpolo masculino se ha unido al carro de las guerreras, un equipo icónico, simpático y ganador desde 2012. Es una buena noticia para el waterpolo español que por fin se haya derribado una puerta que llevaba años cerrada, y nadie era capaz de encontrar la llave aunque se sabía que existía. Barcelona, una vez más, marca un punto de inflexión. Ojalá que la historia sea circular. El waterpolo lo merece.