La ICC como laboratorio de Liga Europea
Ya está aquí la International Champions Cup, ese raro torneo-invento, difícil de seguir, que se juega en varios continentes y agrupa lo mejor de lo mejor. El Atlético ha volado a Singapur; el Barça, a EE UU (con la gorilada de meter a las chicas en clase económica mientras los chicos iban en ‘business’, tema sobre el que merecerá la pena volver), el Madrid irá en breve para allá y el Sevilla iba a estrenarse pero sus obligaciones en la previa de la Europa League le han llevado a sustituir sus tres partidos por dos amistosos (ante Benfica y Arsenal). En todo caso, ya está en marcha la cosa, con sus partidos de cartel lujoso entre grandes de Europa.
Esta ICC viene siendo casi más un concurso de canteras que un enfrentamiento de verdad entre los clubes convocados, puesto que empieza tan pronto que la mayoría de las estrellas apenas están volviendo de vacaciones. Y más este año, en el que ha habido Mundial. Sólo hay que ver con cuántas bajas han viajado el Atleti y el Barça. Pero el hecho de que ni en año de Mundial haya flaqueado este invento que nació en 2012 con el nombre de World Football Challenge da sensación de solidez. En realidad, es así por lo que supone de foro de encuentro y debate de proyectos conjuntos de los clubes más poderosos de Europa. Como tal lo ve la UEFA, y lo teme.
Ahí están todos los clubes que hacen de la Champions lo que es, y que comparten sus vidas entre esa competición y las ligas domésticas. A muchos de ellos les hace tilín la idea de soltar amarras de los campeonatos nacionales y reunirse en un nuevo modelo de Liga Europea, al margen de la UEFA. Son muchos los que lo piensan, y el espacio perfecto para ir calibrando esa idea es esta equívoca ICC, no tan equívoca vista bajo esa luz. La fidelidad natural de los ingleses a sus tradiciones y a su Premier es por ahora el gran freno a ese proyecto. Pero cada verano hay conversaciones en estas idas y venidas para jugar esos partidos de tan poco peso real.