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El Luis Aragonés de los belgas

A Bélgica le cogimos tirria cuando en el 86 eliminó a España con aquel penalti fallado por Eloy Olalla. Su portero era Pfaff, un tipo chuleta y farolero. Ese Ceulemans también tenía lo suyo. Entonces a España le escocía que una selección de su mismo escalón -o incluso inferior- le hubiera apeado de su primera semifinal mundialista. Después el fútbol fue dejando a cada uno en su sitio, sin embargo. Los belgas pasaron por una de las peores épocas de su historia y España vivió sin duda la mejor. Nadie se acordó más de Pfaff, ni de Bélgica. Hasta que ahora, más de 30 años después, el fútbol español y belga vuelven a interconectar.

El gran causante se llama Roberto y se apellida Martínez. Catalán de Balaguer, ha sido el artífice de que Bélgica haya perdido los miedos y vuele hacia el título. La clasificación ante Brasil por fin le sirvió de reconocimiento público. Ha tardado demasiado en llegar. El técnico ha logrado lo que Luis Aragonés con España en 2008. Ha convencido a una excelente generación de que son capaces de dejar de lado los fracasos y alcanzar por fin los éxitos. Lo está siendo este primer Mundial bajo su dirección. La forma de jugar de De Bruyne, Hazard y Lukaku nos estremece. Las paradas de Courtois son casi las nuestras. Ese pelo afro de Fellaini nos representa. Hay tantas cosas de esta Bélgica que recuerdan al momento vivido por España en 2008 que casi queremos que repitan nuestra historia. Sí, a pesar de lo del 86...