El poema de Ibrahimovic y Rooney
La maravillosa mística del Mundial descubre mejor que ningún otro torneo que el fútbol es un deporte colectivo, no individual. Ni Messi ni Cristiano pasaron de octavos y sin embargo ahí siguen vivos Rusia o Suecia. Quién lo hubiera dicho. Ejércitos solidarios, bloques resistentes, muros impenetrables. Como Inglaterra, aunque además en su caso con un nueve silencioso que va para gran estrella del Mundial: Harry Kane. Ante Suecia tendrá que apretar los dientes como antes hicieron, sin éxito, holandeses, italianos y alemanes. A todos ellos les dejaron fuera los Granqvist y compañía.
Tampoco es fruto de la casualidad. Janne Anderson, el técnico sueco, se ganó a la plantilla cuando anunció públicamente que no llevaría al Mundial a Ibrahimovic -se dejó querer- y sí a ellos. Los héroes de San Siro han respondido. Es más, han llevado a Suecia tan lejos como nunca fue capaz Zlatan de hacerlo. En Inglaterra ha ocurrido algo parecido, si nos vamos un poco más atrás, con Rooney. Southgate prescindió de él para meter a gente joven, más fresca. La apuesta también le ha dado la razón. Rooney. Ibra. Leyendas en sus países que ven como sin ellos Inglaterra y Suecia son mejores equipos. Bendito fútbol.