Alemania deja huérfana a Europa

Francamente, yo veía a Alemania como favorita para este campeonato. Se juega en Europa y nunca un sudamericano lo ha ganado aquí, salvo Brasil en Suecia (1958, Pelé mediante), ni viceversa, salvo Alemania en Brasil (2014). En mi aficionado telúrico hay un viejo respeto a Alemania, cuya fiabilidad me impone, trátese de una lavadora, un coche o un equipo de fútbol. Así que me pareció natural que en el minuto noventa y muchos del otro día Kroos hiciera el gol salvador, con un toque de cirujano a la segunda escuadra. Lo que no esperaba era que, ante Corea del Sur, Alemania diera el cante y perdiera no ya 1-0, sino 2-0, con Neuer de excursión por ahí...

Cuando Alemania falla, nos falla a todos los europeos, no hablo sólo de fútbol, y no quiero extenderme más. Ya vale que no esté Italia (un amigo solía decirme que el Mundial empieza cuando se juega el primer partido de Italia) como para que nos quedemos sólo Francia, Inglaterra y España como selecciones europeas con estrella en el pecho, frente a Brasil, Uruguay y Argentina. Caída Alemania, en cierto modo nos falta el hermano mayor. Y la verdad es que no mereció más. Empezó con el lío de Gündogan y Özil reclamándose de turcos haciendo campaña por Erdogan y siguió por la incapacidad de Löw para renovar un equipo agotado.

Alemania va fuera, pero Brasil sigue, con ese brillo intermitente que tiene por arriba, y con un Neymar que es de suponer que vaya a más según pasan los días. Como sigue Argentina, entre convulsiones que van en paralelo al histrionismo de Maradona, con su espectáculo desagradable, paralelo al devenir del equipo de Messi. También sigue Uruguay, ese país de tres millones de habitantes y cuatro estrellas (los títulos olímpicos del 24 y el 28 sumados a los mundiales del 30 y el 50). América aprieta. España, Inglaterra y Francia han ganado la Copa del Mundo una vez cada una. A ellas corresponde enfrentarse a este desafío.