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Del tsunami Julen, el compromiso de Hierro y las bulerías de La Roja

Después de tantas opiniones en unos días convulsos en la concentración de España, el aficionado español, a 4.000 kilómetros de distancia, estaba preocupado por como encajarían los seleccionados tantos reproches y decisiones drásticas. A tantos kilómetros de distancia solo les quedaba lo verdaderamente importante, escuchar lo que les decía la redonda. La pelota. El balón. Y se fue contento el aficionado español por lo que escuchó del esférico manejado por los nuestros a su antojo durante muchos minutos del partido ante Portugal. La Selección española fue reconocible en su juego y también en esa actitud a la hora del robo de balón, donde destacaron Koke e Isco. El malagueño cogió la manija en el segundo tiempo haciendo jugar a todo el que pasaba por su lado. Fue importante el alivio que se ganó Costa para los dos próximos partidos con sus dos goles y el trabajo de presión, desmarques y desahogo a la hora de venir a recibir (esta vez sí conectaron con él) y dar el apoyo en el momento oportuno.

Hay cosas a mejorar, sobre todo en los primeros 25 minutos donde los rivales ya nos van conociendo y optan muchos por superar nuestra línea de presión con pelotazos buscando segunda jugada. Los nuestros tienen que ser más agresivos e incomodar al futbolista que busca prolongar o venir a recibir en apoyo. Esas cosas las subsanó España fijando marcas y empezando fluir su fútbol asociativo antes del descanso. A partir de ese momento, los aficionados a La Roja ya miraban para otro lado, quitándose el temor a que el Tsunani Julen hiciese mella en el equipo. Sin exagerar, pero es cierto que algún rayo de sol empezamos a ver en el horizonte después de dos días de chaparrones. Mención especial merece Hierro, quien, sin darle tiempo a pensárselo, sí priorizó La Roja a la hora de hacerse con las riendas del combinado español a dos días del debut. Una responsabilidad enorme pero que asume con gran convicción apoyado por un vestuario que conoce y cree en él. Una decisión acertadísima a la hora de dar el testigo a alguien de dentro. Además, quedó cristalino que Hierro no es un paraguas para desviar la atención ni protegerse de nada. Que estén tranquilos en España porque el compromiso de los nuestros quedó reflejado en el segundo tiempo ante Portugal. El tsunami no será excusa para caer eliminados. Los nuestros demostraron que salieron vivitos y coleando, como bien nos comentó la pelota, a la que los nuestros hacen cantar por bulerías. ¡Qué arte!