Sobre las filtraciones dañinas

Ha pasado menos de una semana desde que Zizou sacara el pañuelo de despedida y cada día empiezan a asomar posibles motivos de un adiós que ha cogido con el pie cambiado desde el primero al último de los madridistas. Incluido, por supuesto, Florentino Pérez. El técnico francés ha dejado un boquete enorme y en el club lo tienen difícil para achicar el agua, pero harían bien en no fomentar filtraciones interesadas para intentar echar paladas de arena sobre el entrenador que les ha llevado a la gloria. A estas alturas de la película todo el mundo tiene más o menos claros los motivos del adiós y no merece la pena seguir hurgando en la herida. Todos los esfuerzos deben centrarse en acertar con el nuevo entrenador y en evitar dar la sensación de que se le va a dar el banquillo del mejor equipo del mundo al primero que pase por la esquina del Santiago Bernabéu libre de contrato.

Zidane demostró en su despedida ser un señor incapaz de hablar mal del club de su vida; ahora le toca a los que mandan en el Madrid (que no son muchos) demostrar la misma clase que el francés ha paseado por todos los rincones de la entidad desde que se puso el chándal de entrenador hasta que recogió sus cosas del despacho...