Mónaco: una invitación a soñar

Hay que intentar ver el vaso medio lleno. Porque poniéndose en lo peor, lo evidente es asumir que el podio se antoja un objetivo casi imposible para Fernando Alonso de nueva esta temporada y que la evolución prestacional del McLaren con motor Renault tampoco es tan espectacular como nos gustaría respecto al Honda. Han mejorado en fiabilidad, sin duda, pero en rendimiento puro incluso en Mónaco la progresión no es como para tirar cohetes… Así que apelemos al factor humano, a la épica de un piloto experimentado y a los riesgos evidentes de un trazado urbano como el monegasco. El más mínimo error se paga caro en las calles del Principado y en ese río revuelto Alonso suele tener la ganancia de un pescador virtuoso, porque controla las situaciones difíciles como casi nadie más lo hace.

Del quinto puesto de Austria al octavo de España, pasando por tres séptimos en Bahrein, China y Azerbaiyan, Alonso se ha afianzado como el primero de los mortales tras los Mercedes, Ferrari y Red Bull. Es decir, seis aspirantes para tres puestos en el cajón, dificultando que, en condiciones normales, el español tenga opciones a uno de ellos. Por eso Mónaco es una invitación a soñar, dentro lo previsible de esta F1 aún regala incertidumbres suficientes para que un tipo astuto obtenga rédito. No quiero decir que se deba esperar un milagro, sólo apunto a que probables incidencias ayuden al oventese a saltarse la jerarquía establecida. Tampoco me olvido en este contexto de Carlos Sainz, aunque creo que quizá Alonso, por una simple cuestión de edad, puede ser más consistente si llega la ocasión.