Paisley: folclore y victorias

Hay al menos dos maneras de estudiar lo que hizo Bob Paisley con el Liverpool. Se pueden leer los libros de historia. O se puede preguntar a un aficionado. Mejor escuchar al hincha. Las historias serán o no reales, pero de tanto repetirlas se han convertido en parte del folclore, así que este texto no es científico. Pero sí sentimental. Cuando el presidente del club le pidió que se hiciera cargo del club, Paisley le dijo que lo hacía porque se lo pedían, no por deseo. Pero con una condición: que se le prohibiera la entrada a la ciudad deportiva al que reemplazaba, Bill Shankly, el legendario preparador que construyó el Liverpool moderno. “Sé cómo es y a los seis meses de estar en casa aburrido querrá volver a controlarlo todo”.

Eso mismo ocurrió y el presidente tuvo que intervenir. Paisley tenia un ojo especial para dos cosas: los buenos jugadores y las lesiones. Fichó a Dalglish y su rival Brian Clough despidió a todos sus ojeadores por no haberlo visto antes. Bob sabía, sin preguntarle, si un jugador estaba lesionado. “¿Qué le pasa a aquél?”, preguntaba al médico. “Nada”. Pero ambos averiguarían más tarde que el chico había estado ocultando un problema. Y si alguien le engañaba o dejaba de ser competitivo, se lo cargaba. Así Paisley convirtió al Liverpool en un grande de Europa.