Luis Rubiales marca el final del Villarato
El fútbol español tiene por fin nuevo presidente, Luis Rubiales, nacido en Las Palmas, pero criado en Motril. Exfutbolista, alcanzó nombradía con ocasión de una crisis del Levante, en la que en torno a su figura se fraguó un plante por el atraso en los cobros que a punto estuvo de producir la suspensión de la visita del equipo al Bernabéu. Tipo tenaz, estudió Derecho mientras desarrollaba su carrera de futbolista y al término de ella alcanzó la presidencia de la AFE, que bajo su mando funcionó bien, aunque no le faltaron críticas. Su dureza en las negociaciones le procuró la enemiga de Javier Tebas, que ha jugado contra él en estas elecciones.
Rubiales ha ganado a Larrea por 80 votos a 56, con un voto en blanco y dos inasistencias. En definitiva, 80 votos de 139 asambleístas, una mayoría muy firme. A algunos ha extrañado, dado que a Larrea se le suponían más adeptos en un grupo que es el mismo que respaldó a Villar, del que era el colaborador más antiguo y precisamente por esa razón fue su sucesor interino. Mi impresión es que Rubiales ha estado más activo en la campaña y que a Larrea le ha perjudicado ante muchos de sus excorreligionarios el abrazo de Tebas, enemigo tenaz de la Federación en estos años. Muchos asambleístas le han tenido durante años por el demonio.
A Rubiales le espera tarea. No diré que la Federación haya sido un desastre, pero ha sido llevada durante muchísimos años de forma muy ‘sui géneris’ por el liderazgo un tanto extravagante de Villar, dicho así sin meternos en honduras. Modificar esos hábitos no va a ser fácil, y menos habida cuenta de que estas elecciones sólo cubren hasta el final de 2020, es decir, el periodo que faltaba para que se agotara la última legislatura de Villar. Entonces volveremos a empezar. Mientras eso llega, Rubiales tendrá tiempo para hacer unas cuantas cosas que se noten, de las que dependerá que pueda renovar su mandato a partir de 2020.