Y con lo mal que pintaba...
Con lo mal que pintaba. Y resulta que al Levante le han sobrado hasta tres jornadas. Tranquilidad. El equipo se precipitaba a la deriva hacia la Segunda División. De cabeza. Sin reacción. Muñiz no era capaz de dar el giro de timón necesario. Los jugadores no se lo creían ya. Y entonces llegó él. Paco López. Con ganas e ilusión. Aire fresco. Justo lo que hacía falta. Y ahí lo tienen. 19 puntos en ocho jornadas y misión cumplida. No era tan difícil. O sí. Pero ahí está el mérito. Él se lo ha ganado. El año que viene el Levante seguirá entre los mejores. Y él también. Merecido. Trabajado. Con lo que cuesta entrenar en Primera hoy en día... Esto no es un premio, es recoger lo sembrado.
Nadie le ha regalado nada. Nunca. Al contrario. En alguna ocasión incluso le han negado lo que quizá le correspondía. Por lógica. Por merecimiento. Pero ahora no hay que hablar de eso, del pasado. Mejor del futuro. Ese que está por conquistar, como bien reza el lema granota. Por lo pronto terminar una temporada que se puede calificar de histórica. Por qué no. Para el Levante no hay mayor premio que vivir año tras año entre los grandes de España. Es el gran título a levantar cada temporada. Y ya pensando en la siguiente. Mucho que mejorar. Mucho que rectificar. Por supuesto. Siempre hay margen. Pero en Primera División. Y con lo mal que pintaba...