La Champions es sólo el principio
No hace ni un año que Marcelino fue presentado como entrenador del Valencia. Aquella fue la primera decisión de calado que tomó Mateo Alemany, que un par de meses antes había sido llamado a sus filas por Peter Lim y durante ese tiempo hizo un diagnóstico bastante acertado de los males del Valencia. Solo hay que echar la vista atrás para darnos cuenta de cómo han cambiado las cosas desde entonces por Mestalla. Al menos en lo deportivo, que es lo que les atañe. La clasificación para la Champions es el premio al 'trellat', al saber hacer de ellos y de su círculo más cercano, entre los que está Voro González. Algún día se escribirá su historia y no solo por su faceta de entrenador 'Salvador'.
El Valencia certificó el sábado que vuelve a ser de Champions. Lo es por sus 67 puntos, no porque perdiera el Betis en San Mamés. Se califique, como lo hacen ellos, de casi un milagro (que yo suscribo) o fuera, por historia y plantilla como piensan otros, un objetivo real por el que pelear. En verdad da lo mismo. Ya da igual quien tenga razón. El Valencia estará en la Champions, eso es lo que importa, condición sine quanon para que un proyecto sea autosuficiente, que es lo que espera Lim. Pero lo hecho por Alemany y Marcelino, más allá de acabar solo por detrás de Barcelona, Atlético y Real Madrid (campeón de Liga y Copa y sendos finalistas de Champions y Europa League), su éxito va más allá de ser cuarto. En el Valencia, gracias a ellos, impera de nuevo la coherencia, la sensatez en la toma de decisiones. Se habla de fútbol. Y no todo lo hacen bien. Se han equivocado, por supuesto, y lo volverán a hacer. No son perfectos. Pero con sentido común, en el fútbol, los aciertos suelen ser más que los errores y ni aún así se asegura que la pelotita entre luego. La Champions es solo el principio. Solo eso y sí, mucho es.