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Anelka ya empezó a domarlos...

No hace falta que les refresque la memoria para rescatar los episodios turbulentos con el Bayern que le hicieron ganarse al equipo bávaro el apodo de Bestia Negra cuando nos tocaba cruzarnos en Europa. Lo de poner el majestuoso Trofeo Bernabéu debajo de una escalera fue un episodio más en esa larga lista de agravios con los alemanes. Pero en las dos últimas décadas el encono Madrid-Bayern se ha suavizado bastante. De hecho, desde el año 2000 para acá casi todos los recuerdos son gratificantes. Uno de los artífices de ese cambio climático en esta rivalidad tan desigual hasta entonces fue Anelka. No es broma. El espigado, elegante e indisciplinado delantero francés (con 5.500 millones de pesetas llegó a ser el fichaje más caro de la historia del club) fue clave en las semis de Champions de aquella temporada.

En la ida marcó uno de los dos goles que tumbaron al Bayern (el otro fue de Jeremies en propia puerta, cuando iba a marcar Míchel Salgado). Y en Múnich se elevó Anelka con un cabezazo imperial para sellar el pase a la final de París. Luego llegó el 3-0 al Valencia, la Octava... Desde entonces, al Bayern le solemos dar pal pelo. El 0-4 en el Allianz al Bayern de Guardiola está entre los diez grandes partidos históricos que jamás olvidaremos los madridistas. El curso pasado cayeron en la prórroga con hat-trick de Cristiano. Ya no nos dan miedo...