Montella, conexión Di Francesco

Vincenzo Montella fue compañero de Eusebio Di Francesco en Roma. Los dos, de hecho, formaron parte de la plantilla que ganó uno de los tres únicos Scudettos que adornan el palmarés de los giallorossi (2001). Aquel grupo inolvidable conservó profundos lazos de amistad y este año incluso se les ha visto bromear en las salas de prensa citándose para la final de Kiev. L’Aeroplanino ya está fuera pero Di Francesco sigue en carrera después de su hazaña del Olímpico ante el Barça. Se hace imposible, pues, no pensar que Montella haya llamado para preguntarle cómo alcanzó tal Everest, un 3-0 a un equipo que sólo había perdido un partido de 48 entre Liga, Copa y Champions. No hay dos partidos iguales, pero esa conexión ya es un motivo para alentar al sevillismo antes de la noche grande del Wanda.

Aquí está, pues, el Sevilla, algo así como un míster final del siglo XXI. Ha jugado nueve entre Europa League y Copa más cinco Supercopas de Europa y tres de España. Un equipo con cuajo para ganar títulos delante de transatlánticos mundiales (Barcelona, Liverpool, Real Madrid, Atlético). Para hacerlo cuando ha sido favorito y cuando no. Cuando ha llegado en forma y cuando no. Ha sido esta una temporada extraña en el Sevilla, con el experimento fallido de Berizzo y el sorprendente recurso de Montella que descuadró a la crítica más convencional. Montella ha encontrado un once tipo y unas coordenadas básicas de juego. En LaLiga ha ido dando tumbos pero en Copa y Champions ha tenido momentos de magia. El Sevilla del siglo XXI no llega a finales. Juega para ganarlas. Que nadie lo infravalore.