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Coutinho y la ecuación de la banda izquierda del Sevilla

El precedente. Con la franqueza que le caracteriza, Valverde admitió que el partido del Pizjuán de marzo debe servir como referencia y aviso a su equipo. Al Barcelona le alcanzó con Messi para rescatar un empate in extremis, pero padeció el oleaje ofensivo de un Sevilla que contó hasta 21 disparos. Se vio desarmado ante la transición ofensiva hispalense y amenazado todo el tiempo por la productividad de la banda izquierda rival. Casi el 52% de las acometidas de los de Montella transitaron por ese costado. Sergi Roberto estuvo sobrepasado y Dembélé apenas se involucró en la faena defensiva. El triángulo que forman Escudero, Correa y el Mudo Vázquez, con Banega como instigador de la trama, desencadena una actividad incesante y difícil de sostener tanto en ataque posicional como al contragolpe.

Tridente talentoso. El avance del Sevilla por la izquierda parte de inicio de las aperturas de Banega. La predilección del argentino por encauzar el juego por esa ala, la zona hacia la que él está perfilado, enfoca a Escudero y Correa. Banega dio diez pases al lateral en el último Sevilla-Barça y fue, junto a N’Zonzi, el futbolista con el que más se asoció. Escudero toma altura para recibir en zonas medias y Correa acostumbra a centrarse para entregarle el carril. Esto le permite al Sevilla disponer de opciones de juego por dentro con el argentino y el Mudo Vázquez y propicia también las llegadas continuas de Escudero. En ocasiones, Correa permanece abierto y el Mudo se inserta entre líneas para recibir el pase de Banega. Ambos planteamientos tienen un mismo fin. Acercar a Escudero, Correa y el Mudo para dar rienda suelta a todo su talento ofensivo.

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A la cobertura. Al igual que le sucedió en Roma, no hubo ningún indicio de solidez del Barcelona en la noche del Pizjuán, un atributo que le ha diferenciado durante esta temporada. La probable titularidad de Coutinho en la banda derecha desplaza la atención a su respuesta y esfuerzo sin balón. No es el brasileño un jugador que se ausente en estas funciones. Contra el Valencia ayudó todo lo que pudo a Sergi Roberto y acumuló seis recuperaciones, las mismas que Busquets, Paulinho o Umtiti. Una cifra que también sumó ante el Atlético de Madrid, otro adversario de altura. Coutinho procura obstruir los envíos interiores y colabora en la sujeción del lateral y extremo del adversario. La utilidad del brasileño está probada si al Barcelona le da tiempo a organizarse, pero resulta imperfecta en situaciones de repliegue.

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Retroceso lento. Coutinho acusa el pobre primer paso que posee en contextos de contraataques rivales. Le cuesta intuir la escapada del lateral y centrocampistas oponentes y suele quedarse paralizado en el instante inicial, un defecto que repercute en su balance. Gayá destapó esta carencia el pasado sábado. Además, la tendencia de Coutinho a buscar espacios interiores en fase de posesión le dificulta poder cerrar la banda una vez el Barcelona pierde el balón. El alcance de Escudero, futbolista de ida y vuelta, exigirá el retroceso de Coutinho para impedir la superioridad sevillista en ese sector del campo, pretensión lógica de Montella y que tanto apuró al Barcelona en su último enfrentamiento directo. De su encaje defensivo la ecuación de la banda izquierda se resolverá en favor de uno u otro equipo.Dembélé no socorrió a Sergi Roberto y Correa y Escudero afrontaron con ventaja los duelos. Así nació el 1-0Escudero, Correa y el Mudo, muy cercanos entre sí. Dembélé, otra vez, disperso. Imagen previa al 2-0.

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Dos contra uno continuo

Dembélé no socorrió a Sergi Roberto y Correa y Escudero afrontaron con ventaja los duelos. Así nació el 1-0.

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Acumulación sevillista

Escudero, Correa y el Mudo, muy cercanos entre sí. Dembélé, otra vez, disperso. Imagen previa al 2-0.

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